Hace unos cuantos días leí un tweet de Paulo Coelho en el que decía que acababa de ver la película sobre Woodstock y que se sentía orgulloso de pertenecer a esa generación. Aquel mítico festival de música y arte se celebró en agosto del 1969 y fue la expresión de identificación de toda una generación. El escritor Paulo Coelho tenía entonces veintipocos años.
El comentario me dio que pensar: ¿Cuál era el evento que identificaba mi generación? ¿Qué identifica mi generación? ¿Hay algo que guardó en mi memoria como un hito de mi juventud?, de cuando me toco a mí vivir mis veintitantos años.
Para empezar recuerdo de aquella época el shock que supuso el asesinato de John Lennon. Los Beatles jamás podrían volver a tocar juntos. Toda una generación, no la mía, se quedó sin uno de sus ídolos más influyentes. Evidentemente mi visión del mundo es diferente en mi caso ya que me críe en Alemania y no en España. Pero he tenido que escarbar en mi memoria para recordar aquello con lo que me identificó de aquella época de mi vida.
A nivel musical, aparecieron nuevas súper estrellas que cambiaron el panorama artístico de la época. Llegó Michael Jackson con su Thriller, Prince, The Police, Los Dire Straits, el Boss Bruce Spingsteen. Y como no hablar del New Wave (la nueva ola), con sus innumerables grupos y solistas que nos dejaron un nuevo concepto de música electrónica. Y también, nació en aquellos años el Punk. Aquellos chicos que con “tres acordes de guitarra” hacían las delicias de sus seguidores. Grupos como los Sex Pistols, The Clash, The Cure y tantos más.
En el 1982 recuerdo que arrancó la espiral tecnológica de los PC personales. Yo tenía un Spectrum, un ordenador que competía con el Commodore 64. El no va más eran los primeros PC de IBM, y poco después nacería Apple y Microsoft con su sistema MS DOS. Mi generación vio nacer aquello que ahora es ya tecnología de la edad de los pica piedras.
A nivel político, mi generación vio llegar a un actor de cine a ser presidente de los Estados Unidos, ¿quién lo diría, entonces? Hoy en día un individuo que pasa por Gran Hermano o Química y Física tiene más popularidad que cualquier político. Pero en el 1985 la historia dio un vuelco. Un señor con una mancha en la frente, un tal Mikhail Gorbatschow, se proclamó líder de la Unión Soviética y el mundo cambió en los siguientes años hasta la caída del muro del Berlín en 1989. Mi generación vio el fin de la guerra fría, la caída del bloque del este y la creación de una nueva Europa. En España aquella época estuvo marcada por el golpe de estado del 23F y la llegada de los socialistas al poder; eso yo sólo lo viví en la lejanía. En Alemania el aire fresco de la política nos vino por la creación de los Verdes. Hoy ese aire ya sólo es un rancio recuerdo de lo que fue.
Haciendo esta resumidísima efemérides de mi generación me preguntó ¿de que puede estar orgullosa mi generación? La respuesta a esa pregunta después de meditarlo bastante no me deja buen sabor de boca. Nuestra generación inició la decadencia de los valores. El único valor en alza era el éxito y la desaforada búsqueda de dinero y estatus social. La caída del socialismo colocó el capitalismo como el valor súmmum de la sociedad civilizada. El resultado de aquello es que estamos viviendo la crisis más grande de la historia en el mundo capitalista.
Pero aunque no haya nada especial que me llené de orgullo de mi generación, sí me sirve echar la vista atrás para reconocer que en cada generación hay luces y sombras. Para mantener nuestra sociedad en la luz en vez de la tinieblas, no basta con clamar por reformas, con patalear en la calle, además de todo eso requiere un cambio a nivel personal. No podemos clamar por una sociedad mejor, si no estamos dispuesto a dar lo mejor de nosotros en cada momento. Me toca ponerme las pilas para mejorar en todo y cambiar para mejor, solo así influiré en mi entorno.
Gracias por estar ahí, y que Dios os bendiga.